7 cosas que los turistas hacen en Samui y que los locales odian (y cómo ser un mejor visitante)
Hay un momento, generalmente justo después del atardecer, en que los cocoteros de Koh Samui se recortan contra un cielo color mango maduro. El aire vibra con ranas y motos, y la brisa salada trae el aroma a limoncillo de un puesto de comida callejera. Es entonces cuando siento con más intensidad el pulso de Samui: antiguo, pausado, silenciosamente observador. Sin embargo, como ocurre con muchos lugares hermosos, la serenidad de la isla a veces se ve perturbada por sus visitantes.
No me malinterpreten: el turismo es vital aquí, y la mayoría de los lugareños son anfitriones muy amables. Pero hay peculiaridades y costumbres, silencios sagrados y espacios compartidos que merecen un toque de cariño. Así que, hablemos de las siete cosas que los turistas hacen en Samui y que los lugareños, en secreto (o no tan en secreto), desearían no hacer, y cómo pueden evitar estas dificultades para disfrutar de la isla con más cariño.
1. Conducir scooters como si fuera un videojuego
La arteria principal de Samui, la circunvalación, es un caos total: camiones, songthaews, ancianos vendedores de papayas y, sí, un desfile de turistas en scooter con ropa de playa cuestionable. Muchos recién llegados ven el scooter como un pasaporte a la libertad: el viento en el pelo, el sol en la piel. Pero los locales ven las consecuencias: raspones, fracturas y cosas peores.
Consejo: Si nunca has montado en scooter, las empinadas colinas y las carreteras resbaladizas de Samui no son el mejor punto de partida. Considera alquilar un taxi o un songthaew (camioneta-taxi compartida). Si vas en moto, usa siempre casco. El hospital no es una atracción turística de Samui que quieras visitar.
2. Tratando los templos como objetos turísticos
Wat Plai Laem y Wat Phra Yai (el famoso Templo del Gran Buda) son más que escenarios escénicos para Instagram: son lugares de culto vivientes. Es desalentador para los lugareños ver a los visitantes posando con estatuas de Buda, mostrando los hombros o subiendo escalones sagrados para la selfie perfecta.
Consejo: Al visitar templos, vista con modestia (cubra hombros y rodillas), quítese los zapatos y mantenga la voz baja. Antes de tomar fotos, revise las señales o pregunte a un monje si está permitido. Para obtener indicaciones, puede buscar "Wat Plai Laem" o "Wat Phra Yai (Templo del Gran Buda)" en Google Maps.
3. Alimentando a los monos (y a los perros callejeros)
Es tentador compartir fruta con los macacos en la cascada de Na Muang o tirarles sobras a los perros callejeros en la playa. Pero detrás de cada acto de bondad se esconde una historia de problemas: los monos se vuelven agresivos, los perros se vuelven dependientes y se agrupan en manadas.
Consejo: Admira la vida silvestre desde la distancia. Si quieres ayudar a los animales callejeros, considera donar a organizaciones locales como Samui Dog and Cat Rescue. Puedes buscar "Cascada de Na Muang" o "Samui Dog and Cat Rescue" en Google Maps.
4. Ignorando el poder del océano
Las playas de Chaweng y Lamai son un reclamo tanto para bañistas como para aficionados a las motos acuáticas. Sin embargo, las corrientes de resaca y las tormentas repentinas no son infrecuentes, y los socorristas son una rareza. Los lugareños a veces se sorprenden al ver a los turistas que ignoran las banderas rojas o nadan en estado de ebriedad.
Consejo: Antes de sumergirte, revisa el sistema de banderas y habla con los lugareños sobre zonas seguras para nadar. Si eres nuevo en los deportes acuáticos, reserva con operadores de confianza. Busca "Chaweng Beach" o "Lamai Beach" en Google Maps para obtener indicaciones.
5. Negociar demasiado en los mercados
La calle peatonal del Pueblo de Pescadores y el mercado nocturno de Lamai rebosan de color y charlas. Regatear es parte del ambiente, pero regatear demasiado, sobre todo en pequeñas cantidades, puede resultar irrespetuoso para los vendedores que dependen de cada baht.
Consejo: Regatea con amabilidad y sonrisa, pero si el precio te parece justo, deja que el vendedor se quede con un poco más. Recuerda que el dinero que ganas como turista se reparte por toda la comunidad. Encuentra la "Calle peatonal del Pueblo de Pescadores" o el "Mercado Nocturno de Lamai" buscando en Google Maps.
6. Dejando huellas ruidosas en lugares tranquilos
Se respira un silencio absoluto en los cocotales del interior de la isla, o en el Jardín Secreto del Buda, enclavado en las colinas. La música a todo volumen, los zumbidos o las conversaciones a gritos rompen el hechizo para todos, tanto locales como viajeros.
Consejo: Deja que el silencio hable. Si visitas lugares apartados como el Jardín Secreto del Buda, baja la voz y deja el altavoz Bluetooth. Puedes buscar "Jardín Secreto del Buda" en Google Maps.
7. Desconsiderando el medio ambiente
Vasos de plástico en la arena, colillas de cigarrillos enterradas en la orilla: estas son las cicatrices del turismo desconsiderado. Los lugareños observan con tristeza cómo la belleza natural de Samui se ve amenazada por los desechos y el daño a los corales.
Consejo: Trae una botella de agua reutilizable y una bolsa de tela. Únete a una limpieza de playa local o simplemente deja el lugar en mejores condiciones. Cada pequeño gesto es una carta de amor a la isla.
Reflexiones finales: Caminar con cuidado, amar profundamente
Koh Samui es un lugar de alegría y fragilidad a la vez, un coco que flota en las mareas del cambio. Visitarlo como huésped es descubrir sus secretos, escuchar las historias que se esconden bajo el zumbido de las motos y el romper de las olas. Si caminas con cuidado, con empatía y curiosidad, podrías dejar un trocito de tu corazón en la arena y llevarte a casa algo mucho más rico que un bronceado.
¡Feliz viaje y que tu historia de Samui sea una que los lugareños recuerden con cariño!
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