Cómo pasé $10 al día en el paraíso y viví como un rey

Cómo pasé $10 al día en el paraíso y viví como un rey en Koh Samui

Una luz suave y melosa se filtra entre las hojas de los cocoteros de Koh Samui. El aire huele ligeramente a plumeria y sal marina, y los días transcurren con una dulzura lánguida que resulta casi ilícita para quienes estamos acostumbrados al ajetreo de la vida urbana. En esta isla, aprendí que incluso con un presupuesto ajustado —tan solo $10 al día— podía disfrutar de momentos de verdadera abundancia. Así viví como un rey, y cómo tú también podrías.


Un hogar entre las palmeras: Encontrar un lugar donde quedarse

Mis mañanas comenzaban en una humilde casa de huéspedes escondida tras una maraña de buganvillas, a pocos pasos de la orilla. Koh Samui ofrece alojamientos económicos, y encontré sencillos bungalows de bambú por tan solo 150 baths la noche (unos $4). Puedes buscar opciones acogedoras en las zonas de Lamai o Maenam; lugares como "New Hut Bungalow" en Lamai son favoritos de los viajeros que buscan sencillez y encanto. (Puedes buscarlo en Google Maps escribiendo: New Hut Bungalow).

Las camas son básicas, pero el ventilador remueve el aire, y el arrullo de las cigarras y las olas lejanas es un lujo absoluto. Cada mañana, me despertaba con la luz del sol filtrándose a través de las persianas, un recordatorio de que las mejores cosas de la vida suelen ser las más sencillas.


Desayuno con vistas: Comer como una reina

Los mercados de Koh Samui son un deleite para los sentidos. A solo 10 minutos a pie de mi bungalow, la Plaza Nocturna de Lamai se convierte en un mercado matutino, animado por el aroma del pollo asado y las risas de los vendedores locales. Para desayunar, me acercaba y compraba un aromático tazón de jok, unas cremosas gachas de arroz con jengibre y un huevo blando por encima, por solo 30 baths (unos 1 TP7T1). (Puedes buscarlo en Google Maps escribiendo: Plaza Nocturna de Lamai).

Los puestos de fruta fresca rebosan de rambután, piña y mango. A menudo, compraba una bolsa de sandía en rodajas por unas monedas y la saboreaba en la playa, con el jugo pegajoso escurrándome por los dedos y el susurro del mar cerca.


Templos y tranquilidad: riquezas culturales invaluables

Ninguna visita a Koh Samui está completa sin un paseo tranquilo por sus templos. Una mañana tranquila, me dirigí a Wat Plai Laem (búscalo en Google Maps escribiendo: Wat Plai Laem), donde una serena estatua de Guanyin con 18 brazos contempla un estanque de lotos. La entrada es gratuita, pero se aceptan donaciones. Me quedé allí, dejando que la suave quietud me envolviera, observando a los peces koi revolotear bajo los nenúfares. Los aleros pintados y los mosaicos espejados del templo brillaban al sol; cada detalle era un pequeño milagro.

Otra tarde, visité el Templo del Gran Buda (Wat Phra Yai). Puedes buscarlo en Google Maps escribiendo: Wat Phra Yai Ko Samui. El Buda dorado se yergue en lo alto, reflejando la luz, ofreciendo una vista de la bahía turquesa. Me senté un rato en las escaleras del templo, sintiendo la brisa y el suave murmullo de las oraciones: una sensación de paz que vale más que cualquier moneda.


Beach Bliss: Atardeceres y soledad

Después de recorrer los templos, volvía a la arena. La playa de Maenam se convirtió en mi santuario. A diferencia de las zonas más concurridas de Chaweng, Maenam es tranquila, su curva de arena dorada acariciada por suaves olas y bordeada de casuarinas ondulantes. Pasaba horas tranquilas nadando o leyendo bajo un árbol, con el mundo reducido a sal, sol y el lento ritmo de la marea.

El atardecer es una ceremonia aquí. Locales y viajeros se reúnen, con los pies hundidos en la arena fresca, para contemplar cómo el cielo se funde en tonos mandarina y rosa. ¿Lo mejor? El espectáculo de la naturaleza siempre es gratis.


Fiestas de comida callejera: cenas con poco dinero

Para cenar, volvía a los mercados. En la calle peatonal Fisherman's Village (búscala en Google Maps escribiendo: Fisherman's Village Walking Street), encontrarás puestos vibrantes que ofrecen ensalada de papaya picante, satay a la parrilla y panqueques de coco. Por menos de 50 baths (1 TP7T1.50), disfruté como una reina. Mi plato favorito fue un tazón humeante de khao soi, rico y reconfortante, que disfruté sentado en un taburete de plástico mientras el aire nocturno vibraba de vida.


Cómo desplazarse: viajes lentos, dulces encuentros

Viajé principalmente a pie o en los songthaews compartidos de la isla: camionetas rojas que transportan a lugareños y visitantes por la costa por solo 20-40 baths el trayecto. Estos viajes se convirtieron en momentos de tierna conexión: un gesto a una abuela con cestas de lichis, la sonrisa de un colegial aferrado a sus libros. Moviéndome lentamente, vi el corazón de la isla revelado en sonrisas, risas, en la calidez compartida de la vida cotidiana.


Reflexiones finales: Las verdaderas riquezas de Koh Samui

Al final, vivir a lo grande en Koh Samui no se trataba de cuánto gastaba. Se encontraba en los pequeños y sagrados momentos: la fruta calentada por el sol, el silencio de las campanas del templo, el resplandor del atardecer en el agua. Con tan solo $10 al día, no me sentía privado, sino profundamente nutrido por la bondad, la belleza y el ritmo tranquilo y dorado de la vida isleña.

Si alguna vez visitas Koh Samui, te invito a vivir con calma, a saborear y a descubrir las maravillas del silencio. La isla te recibirá con los brazos abiertos, y quizá descubras, como yo, que el paraíso es más sencillo y está más cerca de lo que jamás imaginaste.


Consejos para compañeros de viaje:
– Lleve una botella de agua reutilizable; hay estaciones de recarga en muchas casas de huéspedes.
– Vístase modestamente para las visitas al templo (hombros y rodillas cubiertos).
– Regatee con cuidado en los mercados, pero recuerde el modo de vida de los vendedores.
– Sonríe a menudo (al estilo tailandés) y la isla te devolverá la sonrisa.

Que su viaje sea tan rico y suave como la brisa de Koh Samui.

Svetlana Cebanu

Svetlana Cebanu

Curador sénior de contenidos culturales

Con más de tres décadas dedicadas a explorar culturas y contar historias, Svetlana Cebanu aporta a Samui Love una vasta experiencia y una mirada perspicaz. Formada como etnógrafa, ha trabajado como escritora de viajes y guía local por Europa del Este y el Sudeste Asiático. Svetlana es reconocida por su meticulosa investigación, sus conmovedoras narraciones y su contagiosa curiosidad. Su profundo aprecio por la tradición y su genuino amor por la gente la guían para descubrir las experiencias más auténticas de Koh Samui, desde restaurantes familiares hasta templos centenarios. Tanto colegas como lectores valoran su cálida mentoría, su espíritu generoso y su inquebrantable compromiso con compartir las maravillas menos conocidas de la isla.

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