Si me hubieran dicho hace un mes que estaría sollozando suavemente —¡lágrimas de pura gratitud!— mientras una pequeña abuela tailandesa hacía su magia en mis pies, me habría reído. Pero Koh Samui, con sus playas cubiertas de palmeras, sus animados mercados nocturnos y, sí, sus masajes que te hacen cosquillas en los dedos de los pies, está llena de sorpresas.
Ya seas un amante del spa, un devorador de fideos o simplemente un ser humano con ganas de un poco de alegría, esta isla encontrará la manera de conmoverte, a veces literalmente, mientras saltas de cocoteros a pagodas. Así que, ¡quitémonos las chanclas y caminemos juntos!
Primeras impresiones: Llegada al paraíso
En el momento en que aterrices en Aeropuerto Internacional de Samui, Sabes que estás en un lugar especial. ¡Hasta el aeropuerto parece una fiesta tropical en un jardín! ¿Mi consejo? Pide un helado de coco justo afuera de la terminal; tu paladar también merece una bienvenida.
Koh Samui es un mosaico de medialunas arenosas, colinas selváticas y pueblos tranquilos. Si alquilas una moto (¡anímate!), puedes recorrer la isla en un día, parando cada vez que el mar brille.
La playa que me robó el corazón: Silver Beach
Sí, Chaweng y Lamai reciben todo el amor, pero justo al noreste de Lamai se encuentra un pequeño pedazo de cielo: Playa de Plata (Haad Thong Ta-khian). Piense en arena fina, agua tan clara que creerá que sus gafas están mintiendo y un puñado de chozas de playa que sirven batidos de mango en baldes.
Cómo llegar:
Busca “Silver Beach Koh Samui” en Google Maps.
El consejo de Tsvetomir:
Ve temprano por la mañana. Las únicas huellas serán las tuyas y algún que otro cangrejo. En mi última visita, me hice amigo de un pescador local que me enseñó a reconocer pepinos de mar. (No se vive hasta que se toca uno con cuidado).
El templo con vistas: Wat Plai Laem
Muchos visitantes acuden al Gran Buda, pero para una experiencia espiritual más tranquila y colorida, diríjase a Templo Plai Laem. Este templo junto al lago es un derroche de oro y colores pastel, con una imponente estatua de Guanyin, la Diosa de la Misericordia, vigilando el agua.
Cómo llegar:
Busca “Wat Plai Laem” en Google Maps.
El consejo de Tsvetomir:
Lleva un puñado de monedas para alimentar a los bagres residentes del templo: ¡te sentirás como una deidad benévola mientras el agua hierve con caras bigotudas!
El paraíso de la comida callejera: Pueblo de pescadores
Ningún viaje a Koh Samui está completo sin un paseo por la Pueblo de pescadores En Bophut. Los viernes por la noche, la calle se transforma en un festival de olores y sabores: tortitas de coco, calamares a la plancha y, si te atreves, insectos fritos (me acobardé, pero la sonrisa del vendedor valió la pena).
Cómo llegar:
Busque “Pueblo de pescadores Bophut” en Google Maps.
El consejo de Tsvetomir:
Prueba el kao niew mamuang (arroz glutinoso con mango) en cualquier puesto con gente local. La combinación de mango dulce y maduro y arroz cremoso con coco te hará soñar, de la mejor manera.
El masaje que me conmovió: Hablemos de Sole
Ahora, sobre ese masaje de pies. Después de un largo día explorando, me topé con... El spa forestal Tamarind Springs. (Puedes buscarlo en Google Maps escribiendo: “Tamarind Springs Forest Spa”.)
Este no es el típico masaje playero. Imagínate: estás en un pabellón al aire libre, con el canto de los pájaros encima, toallas calientes en las pantorrillas. Y entonces —¡ay, entonces!— empieza la terapeuta. Presiona y masajea, trazando antiguos meridianos. Al principio, sientes cosquillas. Luego, duele. Luego, algo se disuelve: el estrés, la pena, el recuerdo de tu última reunión de oficina. Se te saltan las lágrimas y, milagrosamente, te sientes más ligero que en años.
El consejo de Tsvetomir:
Respira hondo y entrégate. Los tailandeses creen que la sanación empieza desde los pies, y después de esto, me he convertido. Bebe el té de jengibre que ofrecen; tu alma te lo agradecerá.
Joya oculta: el Jardín Secreto de Buda
Si tienes las piernas preparadas para una aventura, dirígete al interior para Jardín secreto del Buda—una ladera surrealista salpicada de estatuas extravagantes y una serenidad musgosa. Es un poco difícil de encontrar (y el camino puede ser empinado), pero vale la pena el esfuerzo.
Cómo llegar:
Busca “Secret Buddha Garden Koh Samui” en Google Maps.
El consejo de Tsvetomir:
Ve temprano o tarde para evitar las multitudes. Siéntate junto al arroyo y escucha a las tímidas aves de la selva: te sentirás a kilómetros de distancia del mundo y, quizás, un poco más cerca de ti mismo.
Reflexiones finales: deja que Koh Samui te sorprenda
Koh Samui es una mezcla de lo antiguo y lo nuevo, lo tranquilo y lo salvaje. Ya sea que vengas por las playas, la gastronomía o las emociones inesperadas de un destino realmente..., en realidad Buen masaje de pies, ven con el corazón abierto.
Llora si lo necesitas. Ríe a menudo. Y, hagas lo que hagas, no te vayas sin probar el arroz glutinoso con mango.
Hasta la próxima, que tengas buen viaje.
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