Esta playa tiene una cueva escondida en la que puedes nadar

Esta playa tiene una cueva escondida en la que puedes nadar: ¡Sumérgete en la aventura!

Si alguna vez has anhelado un trocito de costa que se sienta a partes iguales secreto y cinematográfico, déjame llevarte de la mano (virtual) a uno de mis descubrimientos más preciados: una playa donde la aventura no termina con tomar el sol; la verdadera emoción está justo al otro lado de las olas, dentro de una cueva escondida en la que puedes nadar. Sí, has leído bien. Imagina un lugar donde el mar esconde su secreto mejor guardado tras una brillante cortina azul. ¿Curioso? Toma tu esnórquel y déjate sorprender; ¡vamos a explorar juntos!


La magia detrás del velo turquesa

La playa en cuestión no aparece en las revistas de viajes de lujo ni aparece infinidad de etiquetas en Instagram. Está escondida, un lugar donde los lugareños aún asienten con complicidad cuando preguntas por "esa cueva". La arena es una invitación dorada, cálida y con textura bajo los pies, pero la verdadera intriga reside en el acantilado: un suave arco de piedra caliza que se alza sobre la marea, con la apariencia de esconder algo. Y así es.

Cerca de la costa, busca una grieta en la roca, medio oculta por la danza juguetona de la luz del sol sobre el agua. Desde la playa, parece modesta, pero acércate y la oirás: el eco de risas y salpicaduras rebotando en la sombría entrada de la cueva. ¿La única forma de entrar? A través del agua. Hay algo deliciosamente aventurero en eso, ¿verdad? Como unirse a un club secreto, con la contraseña: curiosidad.


Nadando hacia lo desconocido: qué esperar

El recorrido a nado es corto —unos 20 metros, dependiendo de la marea— pero te hace sentir como si entraras en otro mundo. Al deslizarte por las aguas frescas y cristalinas, la temperatura baja ligeramente, un refrescante abrazo contra el sol de verano. Los ecos amplifican cada chapoteo y risa, convirtiendo incluso al nadador más tímido en un audaz explorador.

En el interior, la cueva se abre: una cámara abovedada donde el aire huele ligeramente a sal y aventura. Rayos de sol se filtran por las grietas, tiñendo el agua de tonos esmeralda y zafiro. Una vez vi un pequeño cangrejo saludando desde una cornisa, como diciendo: «Bienvenido al club, humano». La acústica es tan buena que podrías sentir la tentación de cantar, y no seas tímido: todos suenan como estrellas de ópera en este anfiteatro natural.


Consejos para nadar en una cueva de forma perfecta

No hace falta ser olímpico para llegar a la cueva, pero algunos consejos harán que tu experiencia sea aún más mágica:

  • Ir con marea baja: La cueva es más accesible y espaciosa cuando la marea está baja. Consulta las tablas de mareas locales o pregunta a un pescador amable (siempre lo saben).
  • Traiga una máscara y un snorkel: El agua es cristalina y el mundo submarino de la cueva está repleto de peces ágiles y rocas de colores. ¡No te pierdas el espectáculo bajo la superficie!
  • Los zapatos para el agua son tus amigos: El suelo de la cueva puede ser rocoso, y me lo agradecerás más tarde si no estás saltando sobre piedras afiladas.
  • Viaje ligero, nade libre: Deja tus objetos de valor en la playa con alguien de confianza o lleva una bolsa impermeable. Necesitarás tener las manos libres para nadar y quizás explorar un poco las paredes de la cueva.
  • La seguridad está en los números: Si no te sientes seguro nadando, ve con un amigo o únete a un tour local. Lo único mejor que descubrir una cueva secreta es compartir el momento con alguien que nunca te dejará olvidarlo.

Leyendas locales y risas

Cada cueva tiene sus historias, y esta no es la excepción. Los ancianos del pueblo cercano afirman que los piratas escondieron tesoros aquí, aunque sospecho que la verdadera riqueza reside en los recuerdos que crearás. En mi última visita, conocí a un grupo de escolares lanzando barquitos de papel dentro de la cueva; sus risas resonaban en las paredes como un coro de duendes traviesos. Es difícil no sentirse como un niño en un lugar como este.


Después de la aventura: saborea el momento

Al salir, parpadeando bajo el sol, sécate con la toalla y disfruta de una limonada fría en el pequeño chiringuito de playa cercano, regentado por una familia que lleva generaciones aquí y prepara un baklava casero exquisito. Relájate, deja que la sal se seque en tu piel y observa a la siguiente oleada de exploradores nadar hacia la cueva, con los ojos abiertos y sonriendo.


Caminar con el corazón abierto

Hay algo profundamente alegre en encontrar un lugar que se siente a la vez salvaje y acogedor. Esta cueva escondida, humilde pero magnífica, me recuerda por qué viajo: para perseguir la curiosidad, recopilar historias y compartir los pequeños milagros del mundo con viejos y nuevos amigos.

Así que, la próxima vez que anheles una aventura que combine emoción y tranquilidad, busca una playa con una cueva secreta. Sumérgete. Quizás encuentres una nueva historia favorita que contar, y tal vez, como yo, dejes un trocito de tu espíritu aventurero resonando entre esas paredes iluminadas por el sol.

Feliz paseo, amigo. Y si me ganas, guárdame un sitio al sol, justo afuera de la cueva.

Tsvetomir Dzhambazov

Tsvetomir Dzhambazov

Curador de contenido sénior

Tsvetomir Dzhambazov aporta más de una década de periodismo de viajes e investigación cultural a Samui Love. Con un ojo perspicaz para las experiencias auténticas y un don para descubrir los secretos locales, elabora guías perspicaces que combinan historia, gastronomía y aventura. Su formación en antropología alimenta su curiosidad, mientras que su trato cercano y su narrativa vívida lo convierten en un compañero de confianza para los lectores que exploran las maravillas de Koh Samui.

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