A este bar flotante en Samui solo se puede acceder en kayak

A este bar flotante en Samui solo se puede acceder en kayak: una oda a la aventura y al buen humor.

Hay lugares que susurran tu nombre y otros que te llaman con una canción. Koh Samui, la joya de la isla tailandesa, rebosante de cocos, es un coro de ambos: sus playas y templos, sus mercados nocturnos y sus tranquilas callejuelas tejen ese tapiz que invita a quedarse, a explorar, a entregarse. Pero de todos los encantos secretos de la isla, ninguno cautivó mi corazón de viajero como el bar flotante que se mece suavemente en la costa. Accesible solo en kayak, es un lugar donde el horizonte se difumina, el mar brilla y las reglas habituales de llegada se ven alegremente trastocadas.

Un sueño flotante: El bar que te llama desde el azul

La primera vez que oí hablar del bar flotante, estaba tomando un café helado en la cafetería al aire libre de Pueblo de pescadores de BophutEl dueño, un hombre fibroso con una sonrisa enorme, se inclinó y dijo: "¿Quieres algo especial? Ve al bar flotante. Pero tendrás que remar".

Esta barra, técnicamente llamada la Bar flotante Ko SamuiEstá amarrado en la curva de la playa de Bangrak. Puedes buscarlo en Google Maps escribiendo: Bar flotante Ko SamuiSi te paras en la arena al atardecer, lo verás: una balsa alegre, cubierta de blanco, meciéndose en las olas perezosas, riéndose de la gravedad y las convenciones.

Salida: Kayak sobre aguas color zafiro

Para llegar al bar, no se necesita un taxi ni un tuk-tuk. En su lugar, se alquila un kayak; la mayoría de los operadores locales en la playa de Bangrak (busque Playa de Bangrak en Google Maps) te lo facilitará por una pequeña tarifa. Remar es suave, el agua es una cálida seda que te acaricia las manos. Con cada brazada, la orilla se encoge y te conviertes en una mota entre el cielo y el mar. Es un momento de pura alegría improvisada; mi corazón latía con fuerza con la emoción de llegar, de hacer las cosas a la antigua usanza.

La experiencia del bar flotante: sol, mar y atardeceres

Subir a bordo del bar flotante es parte de la diversión; a veces hay que calcular el salto con precisión, esquivando un chorro de agua salada y aterrizando con una risa triunfal. Una vez en cubierta, se respira camaradería entre los pasajeros: compañeros de viaje y lugareños, todos varados (por decisión propia) juntos.

Pide un Chang frío o un mojito ácido. Los camareros, bronceados y descalzos, tienen historias que contar: pregúntales sobre la mejor comida callejera de la isla o sobre la vez que una manada de delfines sobrevoló la barra al amanecer. En mi última visita, un guitarrista tocaba una melodía tranquila mientras el sol se fundía con el Golfo de Tailandia, tiñendo todo de dorado.

El bar en sí es una maravilla del ingenio isleño: mesas bajas, sillones puff y un código de vestimenta relajado, ideal para ir descalzo. Aquí el tiempo parece correr de un lado a otro. El único horario es el que dictan las mareas y tu propio apetito por otra copa.

Consejos para el viajero curioso

1. Paddle Safe:
Si eres nuevo en el kayak, no te preocupes: el recorrido es corto y las aguas suelen estar tranquilas. Pero lleva un chaleco salvavidas y estate atento al tiempo. El personal de Bangrak Beach es amable y te echará una mano si lo necesitas.

2. Qué llevar:
Lleva una bolsa impermeable para el teléfono y la cartera (lo aprendí a las malas después de que una ola gigante me manchara los pantalones cortos con agua salada). Es imprescindible usar protector solar que no dañe los arrecifes, y recomiendo un sombrero: el sol es un buen compañero, pero no siempre suave.

3. Ve al atardecer:
El bar flotante alcanza su máximo esplendor cuando el sol se esconde tras la isla. Llega una hora antes del atardecer para conseguir un buen asiento y contemplar cómo el cielo se llena de color.

4. Hazlo parte de tu día:
Combine su aventura en un bar flotante con un paseo por el pueblo pesquero de Bophut, un encantador laberinto de antiguas tiendas de teca y cafés junto a la playa. O, para una escapada cultural, visite el tranquilo... Templo Plai Laem templo cercano, con sus deslumbrantes estatuas y estanques de loto.

Una despedida y una invitación

Al caer la noche, remarás de vuelta a la orilla, un poco achispado, un poco bronceado, con la canción de la isla sonando en tu corazón. El bar flotante no es solo un bar peculiar; es un recordatorio de que los mejores viajes a menudo requieren un poco de esfuerzo, la voluntad de dejar atrás el pavimento y flotar, aunque solo sea por una tarde, entre la tierra y el cielo.

Así que aquí está mi invitación, amigo: la próxima vez que estés en Samui, deja que la suave travesura de la isla te lleve al bar flotante. Trae tu curiosidad, tu risa y tu espíritu aventurero. El mar y una bebida fría te estarán esperando.

—Eustorgio

Eustorgio Quijano

Eustorgio Quijano

Corresponsal Cultural Senior

Eustorgio Quijano aporta a Samui Love más de cuatro décadas de experiencia en periodismo y exploración cultural. Tras haber dedicado gran parte de su carrera a descubrir historias inéditas en Latinoamérica y el Sudeste Asiático, Eustorgio es conocido por su profunda curiosidad y su enfoque empático. Su trabajo conecta las tradiciones locales con el público global, convirtiéndolo en una voz de confianza para los viajeros que buscan experiencias auténticas. De carácter amable y gran pasión por la narración, disfruta conectando con personas de todos los orígenes, siempre dispuesto a compartir las joyas ocultas y las costumbres ancestrales de la isla.

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