Este templo de Samui tiene una vista de 360° de la isla: un viaje a la hermana secreta de Wat Phra Yai
Un silencio se cierne sobre Koh Samui en la hora azul antes del atardecer, como si la isla misma tomara un respiro. La mayoría de los visitantes buscan los últimos rayos de sol en las playas de Chaweng o las rocas de Lamai, pero una magia más serena aguarda a quienes miran hacia arriba, literalmente. Encaramado en la cima de la colina más alta del corazón de Samui, un templo de nombre humilde y un secreto panorámico abre sus brazos al mundo. Bienvenidos a Wat Khao Hua Jook, la pagoda dorada que te abraza en 360°.
Elevándose por encima: el ascenso a Wat Khao Hua Jook
Si alguna vez te has preguntado cómo es contemplar Koh Samui a vista de libélula, el viaje comienza con una subida. La escalera a Wat Khao Hua Jook sube desde un aparcamiento anodino, flanqueada por perros juguetones y el aroma a frangipani. Cada escalón está rodeado de banderas de oración ondeantes y algún que otro geco, como guías que te llevan al cielo con sus suaves y pegajosos pies.
La subida no es el Everest, pero puede acelerarte el corazón, sobre todo con el calor del mediodía. Lleva agua, tómatelo con calma y deja que la ilusión crezca. Cada aterrizaje revela un nuevo ángulo: la pista del aeropuerto abriéndose paso entre el verde, el lejano resplandor del Golfo, el mosaico de tejados que parece un pueblo de juguete.
Un templo en las nubes: primeras impresiones
En la cima, Wat Khao Hua Jook parece casi un espejismo. El chedi está envuelto en la luz del sol, y sus hojas doradas reflejan todos los estados de ánimo del cielo, desde el resplandeciente zafiro hasta el melancólico índigo. A diferencia de su famoso primo, el Gran Buda, este templo rara vez está abarrotado. Da la sensación de estar habitado, con monjes cuidando plantas en macetas y el incienso ondulándose en perezosas espirales.
Quítate los zapatos y el frescor de las baldosas bajo tus pies te brindará un silencioso alivio. El salón principal es modesto pero rico en detalles: motivos de loto, dragones pintados y mosaicos de vidrio que proyectan arcoíris en el suelo. Una caja de donaciones reposa silenciosamente en un rincón, sonriendo como si supiera que las mejores vistas siempre merecen un poco de gratitud.
La isla desplegada: 360 grados de maravilla
Sal a la terraza y el mundo se despliega: Koh Samui en todo su esplendor, tranquilo y soleado. Al norte, el mar es una lámina de bronce martillado, con los transbordadores deslizándose hacia Phangan como escarabajos en un estanque. Al este, se ve la pista de aterrizaje; al ver un avión descender desde esta altura, sientes como si pudieras extender la mano y mover sus alas.
Es el tipo de vista que te hace sentir humilde y empoderado a la vez. Ves el caos y la calma de Samui entrelazados: pescadores echando redes, mercados bulliciosos, palmeras meciéndose al ritmo de una samba relajada. Es un recordatorio de que la isla es más grande, más compleja, de lo que las postales dejan ver.
Momentos de atención plena: saboreando la quietud
Hay una magia sutil en este lugar, un silencio que invita a quedarse. Los lugareños vienen a rezar por la buena fortuna, los turistas a tomarse selfis panorámicas, pero todos se van un poco más ligeros. Una vez vi a un anciano sentado con las piernas cruzadas durante una hora, con el rostro vuelto hacia la brisa, como si escuchara el latido secreto de la isla.
Lleva un cuaderno o simplemente tu propio silencio atento. Deja que tus pensamientos divaguen con las nubes lejanas. Con suerte, el atardecer teñirá el cielo de colores imposibles: mandarina, lavanda, dorado. Me gusta pensar que Samui reserva sus mejores atardeceres para quienes escalan.
Consejos prácticos: Cómo aprovechar al máximo su visita
- Cómo llegar: Wat Khao Hua Jook se encuentra justo detrás del lago Chaweng, y se puede llegar fácilmente en moto o taxi. Si vienes desde la playa de Chaweng, el trayecto es de diez minutos.
- Código de vestimenta: Como en todos los templos, cúbrete los hombros y las rodillas. Una bufanda ligera puede ser tu mejor aliada.
- Mejor época para visitar: Temprano por la mañana o al final de la tarde es ideal para evitar el calor y las multitudes. El atardecer es particularmente mágico.
- Traer agua: La subida puede ser cálida y no siempre hay un vendedor en la cima.
- Respetar el espacio: Este es un lugar de culto vivo. Mantenga la voz baja, pregunte antes de fotografiar a los monjes y no deje rastros de sus huellas (y quizás algunos deseos en voz baja).
Reflexiones finales: Ver Samui de nuevo
Koh Samui es una isla de múltiples capas: playas y bares, cocos y templos, lo obvio y lo profundo y discreto. Wat Khao Hua Jook, con sus vistas panorámicas y su espíritu apacible, ofrece una oportunidad única de contemplarlo todo a la vez. Desde aquí arriba, las historias de la isla se entrelazan: antiguas y modernas, sagradas y cotidianas, todas entrelazadas con la luz del sol y el aire salado.
Así que, si te encuentras en Samui, tómate tu tiempo para escalar. Deja que la isla se revele en todas direcciones y quizá te vayas con una nueva perspectiva, no solo de Samui, sino de tu pequeño rincón en este vasto y salvaje mundo.
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