Cómo es meditar con monjes en Samui: un viaje hacia la quietud
Koh Samui es un lugar con múltiples facetas. Algunos la conocen como la isla de los cocoteros infinitos y las toallas de playa brillantes como confeti. Otros la recuerdan por el sabor ácido del curry verde y el bullicio de los mercados nocturnos bajo las farolas de neón. Pero hay otra Samui, más tranquila y profunda, un mundo dentro del mundo, donde el tiempo se ralentiza al ritmo mesurado de la respiración de un monje. Si te interesa meditar con monjes en esta isla histórica, déjame guiarte por ella.
El templo en la colina: Cómo elegir tu santuario
Temprano en la mañana en Samui es una experiencia apacible. El mar se tiñe de rosa, los pájaros cotillean en los banianos, y en lo alto, las campanas de los templos resuenan en la isla que despierta. Uno de los lugares más acogedores para la meditación es Templo Plai Laem, un complejo de templos sereno con una imponente estatua blanca de Guanyin y un estanque de lotos repleto de peces perezosos.
Puedes buscarlo en Google Maps escribiendo: Wat Plai Laem
Al cruzar las puertas del templo, se puede percibir el aroma a incienso que se enrosca en el aire y a monjes con túnicas color azafrán caminando silenciosamente entre los santuarios. El ambiente está cargado de reverencia, pero no de severidad; las risas de los niños y el sonido de las sandalias forman parte de la banda sonora tanto como los cánticos.
Consejo: La mayoría de los templos de Samui, incluidos Templo Plai Laem y el famoso Templo Phra Yai (Templo del Gran Buda) están abiertos a los visitantes interesados en la meditación. Siempre vístase con modestia, con los hombros y las rodillas cubiertos, y quítese los zapatos antes de entrar al templo.
Una mañana de atención plena: Uniéndose a los monjes
Al llegar justo después del amanecer, puede que encuentres a los monjes terminando sus rondas de limosna, con cuencos metálicos tintineando con arroz glutinoso y fruta. Hay una democracia apacible en la vida del templo: nadie tiene prisa. Un monje mayor podría recibirte con una sonrisa que le arrugue la cara y te invite a sentarte en el fresco suelo de baldosas de la sala de meditación.
La sesión comienza de forma sencilla. El monje puede guiarte en unos minutos de respiración, con una voz serena como una laguna en calma. No se requieren habilidades especiales, solo una mente abierta y la disposición a dejar que el mundo se desvanezca por un rato.
Visión personal: La primera vez, me removí como un geco bajo una lámpara. El calor, la postura desconocida, la extraña sinfonía de la vida en el templo: cánticos, insectos, el timbre ocasional del móvil de algún devoto distraído. Pero poco a poco, al concentrarme en el subir y bajar de mi respiración, esos sonidos se convirtieron en parte de la meditación, dejando de ser distracciones.
El corazón de la práctica: quietud, no perfección
Un monje sabio me dijo una vez: «La meditación no se trata de detener los pensamientos. Se trata de no perseguirlos». En Samui, este consejo cobra todo el sentido. Aquí, incluso el intento más sincero de alcanzar la quietud se acompaña del latido de la isla: el viento en las palmeras, el graznido lejano de un miná, el tenue aroma a ajo frito que llega de la cocina de al lado.
Si tu mente divaga, pensando en ese batido de mango en Playa de Chaweng o la quemadura solar de la que te estás recuperando Playa de Lamai—Solo obsérvalo y vuelve a tu respiración. Los monjes son maestros de la paciencia, y descubrirás que la amabilidad y la aceptación son parte de sus enseñanzas tan importante como cualquier técnica de meditación formal.
Después de la campana: Llevando la calma a la vida isleña
Al terminar la sesión, los monjes podrían invitarte a compartir una comida sencilla con ellos: a menudo arroz, verduras y quizás una fragante sopa de coco. Al comer en silencio, notarás cómo los sabores se intensifican al estar realmente presente. El mundo fuera del templo parece un poco más suave, los colores un poco más vivos, como si la isla misma respirara al ritmo de tu respiración.
Consejo práctico: Si quieres profundizar tu práctica, pregunta por retiros de meditación de varios días en Centro de meditación DipabhāvanUn lugar tranquilo en las colinas de Samui. Busca "Centro de Meditación Dipabhāvan" en Google Maps o consulta su sitio web oficial para consultar horarios y requisitos.
Humor suave para el viaje
No te preocupes si te quedas dormido en medio de la meditación o te sientas sobre tu propio pie hasta que se te entumece. Los monjes lo han visto todo, y sus sonrisas son de esas que dicen: "Bienvenido al club". Meditar en Samui no se trata de convertirse en un místico en una sola mañana; se trata de encontrar un poco más de espacio entre tus pensamientos, un poco más de bondad contigo mismo y con el mundo.
Reflexiones finales: Un recuerdo que no puedes empacar
Meditar con monjes en Koh Samui es menos una actividad turística que una invitación: una oportunidad para saborear la magia más serena de la isla. No te vas con un recuerdo en el bolsillo, sino con un poco más de quietud en el corazón, el recuerdo de la luz del sol sobre suelos de baldosas y la sencilla gracia de inspirar y espirar.
Si alguna vez visitas Samui, pruébalo. Quizás descubras, entre el sonido de las campanas y el aroma del incienso, que el mayor descubrimiento no es la isla en sí, sino la paz que te traes de vuelta a casa.
Lugares mencionados:
– Wat Plai Laem (buscar en Google Maps: Wat Plai Laem)
– Wat Phra Yai (Templo del Gran Buda) (buscar en Google Maps: Wat Phra Yai)
– Playa de Chaweng (buscar en Google Maps: Playa de Chaweng)
– Playa Lamai (buscar en Google Maps: Playa Lamai)
– Centro de Meditación Dipabhāvan (buscar en Google Maps: Centro de Meditación Dipabhāvan)
Feliz meditación, compañero de viaje.
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